jueves, 24 de mayo de 2012

El Anarquismo en las “Ligas Obreras” de Brasil (1917-1918)


Texto a continuación extraído de "Contribución a una historia del Anarquismo en América Latina" de Luis Vitale, Ed. Instituto de Investigación de Movimientos Sociales “Pedro Vuskovic”, Santiago 1998.

Organizaciones de base contra la pobreza
A principios del siglo XX los anarquistas llegaron a tener una influencia relevante en el movimiento obrero Brasileño. En 1905, tenían en circulación unos 15 periódicos, editados en Sâo Paulo, Porto Alegre, Santos y Río de Janeiro (…).
Anarquistas sobresalientes, como Fabio Luz, José Oiticica y Astrogildo Pereira no sólo contribuyeron a la creación de la Confederación Obrera Brasilera sino a la generación de organismos autónomos de base en las barriadas pobres –hoy favelas-, “las Ligas Obreras, que expresaron la intervención de las colectividades en los problemas de vivienda, sanidad, carestía, etc. Las Ligas Obreras de Belenginho, Moca, Cambuci y Lapa se constituyeron en organismos de acción”.[1]
Según Vania Bambirra y Theotonio Dos Santos, los anarquistas fueron impactados favorablemente por la Revolución rusa de 1917.


 Texto extraído de Revista Lucha Libertariade FAU, Marzo de 1999.

Huelga de 1917
En 1917 tanto el movimiento obrero organizado como los anarquistas suman a la sostenida campaña antibélica su apoyo a la revolución rusa. Reivindicaban en relación a este evento la acción del pueblo y la aspiración a una sociedad sin clases.
En este año las huelgas se multiplicaron. Los obreros respondían ante la desocupación, los bajos salarios y la gran carestía. En San Pablo hubo una huelga general, que arrojó despidos, encarcelamientos, expulsión de extranjeros y asesinatos.
En varios lugares de San Pablo y del interior del estado hubo enfrentamientos entre las tropas del ejército, traídas para reprimirlos. Los anarquistas de la Federación Obrera de Río de Janeiro declararon enseguida la huelga general solidaria.
Poco después, la situación de miseria entre los trabajadores habilitó una tentativa revolucionaria. Ella surgía de Río de Janeiro y tenía como firmes sostenedores ideológicos a Manuel Campos y Joao Perdigao que contaban con el apoyo vigoroso de los anarquistas de Santos. Se declaran en huelga los obreros textiles de Río de Janeiro, Niteroi y Petrópolis, y esta era la señal para iniciar el movimiento, que debía consistir en la ocupación de todas las fábricas y talleres. Un militar infiltrado denunció el plan y el ejército comenzó de inmediato la represión. Los locales obreros y anarquistas fueron clausurados, centenares de trabajadores detenidos. Cayeron varios dirigentes presos. Hubo obreros heridos y muertos. Varios sindicatos fueron puestos fuera de la ley. Se cerraron periódicos anarquistas.[2]
Teniendo como impulsora a la corriente libertaria: idealismo, convicciones, sacrificios y sangre regaron el Brasil de estas primeras décadas.

Breve relato sobre el intento de revolución en Brasil en 1918. El levantamiento fracasó al ser infiltrado por las fuerzas de seguridad, y el ejército no se puso de lado de los trabajadores. 
Texto extraído de Libcom.org, producido por Paul Sharkey y traducido por alasbarricadas.org.

En 1918, la ciudad de Río de Janeiro se vio azotada por una serie de eventos que culminarían en uno de los episodios más importantes de la historia del movimiento obrero brasileño: la intentona de huelga insurreccional diseñada para derrocar el gobierno republicano oligárquico y sustituirlo por consejos de obreros y soldados.
Desde 1917 en adelante, los obreros brasileños con conciencia de clase, en particular en Río de Janeiro y São Paulo se habían estado organizando a un ritmo acelerado. En julio de aquel año, la capital del estado de São Paulo se vio paralizada debido a una huelga general impulsada tras el asesinato de un joven zapatero, Antonio Martínez, por la policía. Durante cuatro días la ciudad se vio convertida en un campo de batalla con incontables enfrentamientos entre los trabajadores y las fuerzas de seguridad. En Río de Janeiro, que era entonces la capital del país, militantes de la FORJ (Federação Operária do Rio de Janeiro) estaban muy atareados desde comienzos de año en una campaña contra el coste de la vida y, desde febrero en adelante habían realizado manifestación tras manifestación a pesar de las prohibiciones de la policía. Para el mes de mayo se habían hecho casi 50.
Junto con este proceso, la FORJ estaba llevando a cabo un incansable trabajo para organizar y reorganizar sindicatos y a mediados de año estaba comenzando a dar frutos, con la creación de la Unión de Obreros de la Construcción Civil (UOCC) el 4 de abril de 1917, y de la Unión de Obreros del Textil (UOFT), el 8 de abril.
La represión brutal de la huelga en la Planta Textil Corcovado, en mayo, y el trágico desplome del Hotel New York el 7 de julio, con la muerte de decenas de trabajadores, exasperó a los obreros cariocas (los de Río de Janeiro). El 17 de julio de 1917, después de una asamblea en la sede de la FORJ, se decidió ir a la huelga. Aquella huelga rápidamente se extendió a bastantes industrias, reforzada por los sindicatos, que experimentaron a partir de entonces un crecimiento mareante.
1918 llevaba bajo la sombra de la revolución victoriosa en Rusia, lo que impulsaba una irresistible oleada de optimismo y agitación en la clase obrera de todo el mundo. En enero, militantes libertarios crearon en Río de Janeiro la Alianza Anarquista, una organización específica para la propaganda social. El 1 de marzo se creó la Unión General de Trabajadores (UGT), para sustituir a la FORJ que había sido prohibida por la policía después de la huelga general. En abril, después de quince días de huelga, los zapateros ganaron la jornada de trabajo de 8 horias y media. La prensa carioca comenzaba a especular sobre una "planificada huelga general" y esto hizo que la policía golpeara a la UGT. En medio de un estado de sitio, el Primero de Mayo estaba señalado en las premisas de los sindicatos y en una gran manifestación convocada por la UGT en el Teatro Maison Moderne, en la Praça Tirandentes. Un importante aspecto de las organizaciones obreras de aquel año fue la creación de incontables secciones suburbanas de la UGT en los barrios, creadas por los trabajadores del textil, del metal y de la construcción. Junio y julio vieron numerosas huelgas de ebanistas, marmolistas, mineros, estibadores y sombrereros, con varias industrias detenidas.
El 3 de agosto, se convocó una huelga por una mejora de salarios y menos horas de trabajo, por la plantilla de la Conpanhia Cantareira (construcción de barcos) y de Viação Fluminense (tranvía). Eventualmente tomó el carácter de un levantamiento seguida de enfrentamientos entre la población y las fuerzas de seguridad en la Rua de Conceição en Niterói. Varios soldados del 58º de Cazadores del ejército, se pasaron a los huelguistas, dos de ellos muertos en un intercambio de disparos. Este suceso aumentó las expectativas de los trabajadores de forjar una alianza con los rangos más bajos de las fuerzas armadas como había sucedido en Rusia.
Como el coste de la vida se había incrementado en todo el país había un incremento de las huelgas y las manifestaciones virtualmente en casi todas las ciudades industriales y en las capitales. Una vez más los rumores de una huelga general estaban en el ambiente en Río y esto causó gran preocupación en los estratos más altos de los Republicanos. Mientras tanto, en la ciudad de Petrópolis en el estado de Río, la población hambrienta saqueó los comercios y se enfrentó a la policía.
Se bordeó el desastre a finales de septiembre. Río fue duramente afectada por la espantosa epidemia de 'gripe española' que se llevó las vidas de miles de trabajadores hasta el final de octubre. La policía, unida al Comité para Combatir la Epidemia, así como la clase capitalista y las autoridades (entre ellas, las autoridades sanitarias) huyeron a la seguridad de los pueblos en las montañas. En noviembre, la epidemia estaba amainando, pero el hambre continuaba llevándose centenares de vidas, en especial en los barrios más remotos.
La cercanía del levantamiento se estaba presagiando por un alud de sucesos y de informes. Los patronos del textil se negaron a acogerse a las demandas de los tejedores; los periódicos estaban llenos de informes sobre la revolución obrera en Alemania, el fin de la Primera Guerra Mundial, y de que Delfim Moreira se presentaría en lugar del enfermo presidente electo Rodrigues Alves, el 15 de noviembre.
El 18 de noviembre, los tejedores declararon una huelga simultáneamente en los molinos en Río, Niterói, Petrópolis, Magé y Santo Aleixo. Los metalúrgicos y los trabajadores en la construcción les siguieron. A media tarde, los huelguistas comenzaron a converger en el Campo de São Cristovão. La policía les ordenó que se dispersaran e intentaron detener a los trabajadores más agitados. Los trabajadores resistieron y comenzaron los disparos. Se lanzaron dos bombas a la comisaría de policía y los trabajadores invadieron las instalaciones. Poco después de esto, intervinieron las tropas para desocupar la comisaría y dispersar a los trabajadores que estaban intentando invadir las armerías. Los combates se extendieron en las calles colindantes y más tropas de caballería fueron las que dispersaron a los rebeldes. Aquí aparerce algo controvertido: Edgar Rodrigues, en su libro de 1972 basado en declaraciones de los militantes, dice que los trabajadores habiendo oído de un capitán que el levantamiento había sido traicionado, mantuvieron las cosas a bajo perfil. Según Rodrigues, dado que el gobierno ya estaba preparado para ello, el levantamiento fue desarticulado antes de tener lugar.
Sea como fuere, la traición de los soldados y el fracaso en seguir más allá de los rebeldes puso fin a los planes cuidadosamente diseñados durante meses. Los detalles de estos planes eran conocidos por la policía y el ejército. Un militar, el teniente Jorge Elias Ajus, había infiltrado el movimiento y tomado parte en todas las asambleas y estaba incluso a cargo de la estrategia militar de la rebelión. El plan era que después de capturar los arsenales del ejército, los trabajadores y los soldados amotinados irían al centro de la ciudad y atacar la Prefectura, los cuarteles de policía y los barracones de la brigada de policía. Mientras tanto, trabajadores del sur atacarían el Palácio do Catete y la Cámara de los Diputados, después de lo cual se proclamaría la creación de un Consejo de Obreros y Soldados.
A primeras horas de la noche del 18 de noviembre todos los líderes del movimiento - José Oticica, Manuel Campos, Astrojildo Pereira, Carlos Dias, Alvaro Palmeira, José Elias da Silva, João da Costa Pimenta y Agripino Nazaré - fueron detenidos. Casi 200 personas fueron detenidas: militantes anarquistas, trabajadores (anarquistas o no) y "sospechosos". En las puertas de la fábrica Confiaça, la policía asesinó al tejedor Manuel Martins e hirió a otro que murió unos pocos días después. A la procesión del funeral, incluso prohibida, asistieron cientos de trabajadores. A pesar de la violenta represión, la huelga de los tejedores, metalúrgicos y obreros de la construcción siguió durante otras dos semanas más. El 20 de noviembre la represión llevó al cierre de las sedes de estos sindicatos y el 22 la UGT fue disuelta por orden del gobierno federal.
La insurrección de 1918 no fue una romántica aventura de pocas consecuencias: fue un intento de los propios trabajadores de tomar en sus manos su liberación, basados en sus propias experiencias de lucha y organización y en su deseo de ver la ansiada revolución social hecha realidad.

"Revolta dos Anarquistas: O Rio de Janeiro Através dos Jornais"

Por el Coletivo de Estudos Anarquistas Domingos Passos
Ano: 1918
"Começou ontem o movimento dos operários a favor da greve geral. A polícia interveio, com o objetivo de impedir que algumas fábricas tivessem seu movimento paralisado. Logo depois, eram espalhados boatos alarmantes de que "os operários anarquistas planejavam uma revolução, estando, para isso, fortemente municiados". Em realidade, pelo que pudemos verificar, os operários não têm pretensões políticas; disputam tão somente a garantia de um direito, que é assegurado aos operários de todas as partes do mundo e que aqui, até agora, lhes tem sido negado. (...)
O que querem os operários é suavisar suas condições de vida; é a regulamentação das horas de trabalho; é uma lei sobre os acidentes; é a proteção às crianças e mulheres; é, enfim, fiscalizar como compete a todos os cidadãos a ação do poder público, submetendo ao seu exame as soluções desses problemas, entre nós, tão retardado. Este movimento dos operários era conhecido e esperado. Infelizmente, porém, não se revestiu de uma caráter inteiramente pacífico. Houve sérias consequências a lamentar, talvez, devido à ação das autoridades policiais, que se precipitaram em sua ação, efetuando prisões a torto e a direito, utilisando da maior violência, trancafiando no xadrez todo aquele que julga responsável pela situação, sem atender à sua condição social. Foi o que se deu ontem com o professor Oiticica, que antes de ser transferido para a Brigada Policial, esteve encarcerado nas enxovias do palácio da rua da Relação. (...)
De sorte que o movimento operário anunciado por todos os jornais, em favor da greve geral, assim de um momento para outro, assumiu o mais grave aspecto. (...)" - O Imparcial, 19 de novembro de 1918.
"Os acontecimentos que se passaram ontem nesta cidade devem ter trazido a todas as classes conservadoras da população a convicção de que não é mais possível transigir com os agitadores, que procuram arrastar o proletariado brasileiro a uma perigosa aventura, para repetir no nosso país as cenas de anarquia que desorganizaram a Russia e eliminaram, politicamente, do convivio das nações o antigo império moscovita. Quando o movimento revolucionário vem para as ruas lançar bombas e tentar assaltar os depósitos de material bélico, não é mais tempo de discutir reivindicações e de argumentar sobre teorias sociológicas. A hora é de ação, de açào energica, de ação inflexível, sem hesitações e sem temores, para defender a ordem pública, para proteger a propriedade particular, para assegurar a inviolabilidade dos lares, ameaçados pelo saque e pela violência da mashorca. (...)"
"Era já há dias assunto cogitado pela polícia o esperado movimento operário, que, segundo os boatos que corriam, teria as mais graves consequências. Sabedora desse movimento hostil, a que não faltaria o elemento anarquista, a polícia começou a desenvolver a sua atividade, no sentido de reprimir o movimento logo à primeira manifestação de alteração da ordem pública. Todo esse cuidado, entretanto, não só da polícia como das corporações armadas, apesár da rigorosa prontidão em que há dias se achavam os quarteis, não evitou a violência do movimento operário que ontem, à tarde, se fez sentir com tiroteios de revólveres e bombas de dinamite. Atacados no primeiro momento, parece terem fracassado as intenções malevolas dos grevistas, mas, durante as duas horas, mais ou menos, em que reinou a desordem, houve tempo bastante para trazer um grande pânico à população, principalmente dos bairros onde a violência do movimento mais se fez sentir. (...)" O Paiz, 19 de novembro de 1918.
"Declararam-se ontem em greve, precisamente, às 3 horas da tarde, os operários das fábricas de tecidos Carioca e Corcovado, situadas no bairro da Gávea. O número de operários que ali trabalham é aproximadamente de 4000. Os grevistas se mantiveram em atitude pacífica. A polícia imediatamente mandou fortes contingentes de força para guardar as fábricas e as suas imediações transformando o belo e pacato bairro proletário numa verdadeira praça de guerra. (...)
Como é sabido, desde julho do ano próximo passado, os operários tecelões conseguiram, à custa de grandes sacrifícios, a semana de 56 horas, que representavam 6 dias de serviço. Os industriais sempre procuraram, por todos os meios, apesár dos acordos que faziam hipocritamente com a União, arrancar essa concessão por eles próprios oferecidos aos seus operários. No último acordo realizado em fins de agosto último, sorrateiramente os industriais quizeram abolir esse horário, querendo estabelecer o pagamento por horas e não pelos 6 dias da semana, conforme estava fixado. A comissão da União que fez parte do acordo por delegação dos operários não aceitou tal sugestão. Os industriais continuam a persistir no seu intento, apesár de já estar aprovado o acordo aludido. (...)
É, pois, justificável essa greve, que não representa senão um movimento de instinto de conservação, porquanto, com o novo horário imposto pelos industriais, os operários trabalhavam mais ou menos 28 horas por semana, equivalentes a 3 dias completos, fazendo menos da metade dos salários que antes percebiam.
Com a situação deplorável a que foram reduzidos pela epidemia e pelo espectro da fome que paira sobre os seus lares, só a greve geral como único recurso, poderia ser o protesto desses trinta mil trabalhadores espoliados." A Razão, 19 de novembro de 1918.
"Não há mais dúvida que a greve, o movimento preparado pelos agitadores, está por pouco, esperando-se a todo o momento o estourar do petardo. A polícia cometendo agora verdadeiras violências, vem, mesmo assim, tomando várias providências. Desde muitos dias, como se sabe, está a polícia de rigorosa prontidão, pernoitando constantemente, no seu gabinete o respectivo chefe. Hoje, à tarde, por determinação desta mesma autoridade, foram presos vários individuos apontados como agitadores. E esses, cujo número atinge a cerca de 10, estão recolhidos, incomunicáveis, ao Corpo de Segurança. (...)
Às 3 horas da tarde todas as fábricas paralisaram os serviços, tendo os operários abandonado o trabalho." A Rua, 18 de novembro de 1918.
"Continua reforçada a guarda do palacio do Catete por uma companhia de guerra do 56o de caçadores, sob o comando do capitão Gregório da Fonseca. (...)
É uma medida cujos resultados têm sido os melhores possíveis, esta tomada hoje pelas nossas autoridades. É o caso que, dos trens procedentes de Bangu e adjacências, em Deodoro, são os passageiros convenientemente revistados por soldados do exército que ali estão sob odem imediata de um oficial. Até à 1 hora da tarde, muitas eram as armas e outros apetrechos suspeitos apreendidos naquela estação. (...)
De regresso paraa estação da Carioca, da estação de Neves, já madrugada, vinha o bonde no 21, conduzido pelo motorneiro Antonio da Silva, quando um forte estampido da explosão de uma bomba se fez ouvir sob as rodas. O veículo passava justamente em frente ao poste no 148 e com o choque veio até a frente do 146, já com o assoalho e o teto furados, desconjuntado, sendo necessário o emprego de grande perícia da parte do motorneiro, para que o carro não tombasse.
Outra bomba, porém, estava colocada nas proximidades deste último poste, que fica quase à esquina da rua Silva Manuel e as rodas do lado contrário do veículo tocaram-na também, explodindo o pétardo, com grande fragor. Mãos terroristas haviam-na colocado alí para que explodissem à passagem dos elétricos. parado, enfim, o veículo, verificaram os que nele estavam que a linha estava minada de aparelhos explosivos. Do lado contrário as rodas quase tocavam um novo pétardo e mais adiante, na linha contrária, em frente à casa no 54, viam-se colocadas mais duas bombas. (...)
A polícia, num cálculo ao que parece errado, forneceu à imprensa a nota de que se acham paralisados apenas 15 fábricas, estando em greve cerca de 15.190 operários." - A Rua, 19 de novembro de 1918.
"Pelo movimento observado de hoje pela manhã, em toda a capital está já extinta a agitação que ontem irrompeu em vários pontos da cidade. Ninguém mais ignora pelas notícias dos jornais da manhã de hoje, as ocorrências havidas. Assim só temos que registrar a mais, o aparecimento de bombas de dinamite em vários pontos e ameaças constantes de grevistas a fábricas cujos operários estão em número reduzido trabalhando. No mais, boatos, com o intuito de perturbar a ordem e manter acesa a agitação, que neste momento não serve aos interesses operários e perturba a normalidade governamente, preparada, porém, para manter a tranqüilidade pública. A opinião pública, acompanha sobressaltada a imprevista e injustificável agitação e espera que tanto o patriotismo do proletariado, como as providências do governo concorram para que a vida nacional volte o mais breve possível à normalidade." Rio Jornal, 19 de novembro de 1918.
"Terminou a bernarda à dinamite que deu ao povo uma impressão pouco favorável do modo por que os anarquistas querem realizar a "nova sociedade". O governo, que agora reprimiu a desordem, deve saber quais são as justas reivindicações operárias, para apoiá-las. (...)
A cidade voltou ao seu aspecto normal, estando completamente dominado o movimento que quizeram fazer em o operariado. Por precaução, a polícia mantém ainda o policiamento reforçado, não permitindo reuniões na praça pública, nem nas associações operárias. Algumas fábricas já começaram a funcionar, continuando em outras a greve pacífica. (...)
Um perverso, de idéias anárquicas, pela manhã de hoje arremeçou uma bomba de dinamite contra um edifício da Rua Cândido Benicio, em Jacarepaguá, onde funciona um orfanato. O estrondo foi enorme, alarmando todo o bairro, não fazendo, felizmente, nenhuma vítima. Preso o perverso individuo, foi levado à delegacia do 24o distrito, onde deu o nome de Rodolfo Pereira Leal. É ele um vagabundo conhecido na zona." - Rio Jornal, 20 de novembro de 1918.
"A polícia do 23o distrito apreendeu hoje, no morro da Carolina, na Vila Militar, duas bombas pequenas de dinamite, que se achavam colocadas sob um montão de capim sapê. Essas duas bombas foram levadas para a delegacia, de onde o sr. delegado fê-las remeter para a Central de Polícia. O policiamento de todo o subúrbio continua com o mesmo número de praças, conforme tem sido feito, apesár do movimento grevista encontrar-se mais ou menos tranqüilizado." Rio Jornal, 21 de novembro de 1918.
AS MANCHETES

Um Sussuro De Mashorca Politiqueira Explora A Greve Geral Dos Operários Tecelões - Na Iminência De Uma Greve Geral - Rebentou, Ontem, A Parede De Todos Os Tecelões Do Rio E De Niterói - Setenta Mil Operários Em Greve - O Movimento Paredista Alastra-se À Medida Que A Polícia Estabelece E Espalha O Terror - A Greve Dos Operários Prossegue Intensa, A Despeito Da Barbariedade Alemã Da Polícia. (A Razão)

Os Operários Das Fábricas De Tecidos Declaram-se Em Greve - Uma Delegacia Atacada Pelos Grevistas - Grande Conflito Na Fábrica Confiança - Um Delegado Ferido E Um Grevista Morto - O Litoral E Outros Pontos Da Cidade Policiadas Pelo Exército (O Imparcial)

Estaremos Sobre Um Vulcão? Procura-se Dar À Greve Dos Tecelões Um Caráter Político Muito Sério - A Polícia Age Nas Trevas - Que Haverá De Verdade? - Estará Sufocado O Movimento? - Gorou O Movimento Operário? Tudo Em Paz? (A Rua)

Bernarda Ou Greve? O Aspecto Da Cidade É De Relativa Calma. As Fábricas Continuam Paralisadas, Estando Algumas Delas Ameaçadas Pelos Grevistas. Bombas De Dinamite Encontradas Por Toda A Parte (Rio Jornal)



[1] ALFREDO GOMEZ : Anarquismo y anrco-sindicalismo en América Latina, Ed.Ruedo Ibérico, Madrid, 1980, p. 184.
[2] En el movimiento de 1917 se puso a prueba la concepción anarquista de que el Estado burgués podía ser derrocado por medio de una huelga general. La derrota de esta huelga, la más importante del Brasil en las primeras décadas del siglo XX, significó el comienzo de la crisis del anarquismo en Brasil. El surgimiento del populismo ”tenentista” y, posteriormente, del varguismo del Partido Comunista, fundado en 1922, aceleraron la decadencia anarquista, uno de cuyos sectores se pasó a las filas del flamante PC. (Luis Vitale, "Contribución a una historia del Anarquismo en América Latina"; Ed. Instituto de Investigación de Movimientos Sociales“Pedro Vuskovic”, Santiago 1998.)

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